La Pedagogía Curativa de Orientación Antroposófica, tiene sus inicios en Centro Europa entre finales del XIX y principios del siglo XX a partir de un trabajo en conjunto de Rudolf Steiner y la Dra. Ita Wegman.


El término Pedagogía Curativa surge de la traducción del alemán de “Heilpädagogik†y del inglés “Curative Educationâ€. Es importante destacar que con el término “curar†se intenta dar otra connotación a la educación especial. De este modo “curar†apela a la cualidad de asistir, acompañar, ser responsable, ocuparse de alguien.


La Pedagogía Curativa se refiere a la atención de niños y adolescentes y la Terapia Social a la atención de jóvenes y adultos. Ambas disciplinas proporcionan educación, actividades ocupacionales, terapias y acompañamientos de acuerdo a las diferentes necesidades individuales y sociales que se manifiestan en las distintas etapas de la biografía.


El Pedagogo Curativo y Terapeuta Social Antroposófico enriquece su profesión con los contenidos de la Pedagogía Waldorf y la Medicina Antroposófica como medicina complementaria e integradora.


En Tobías hemos adoptado el término de Educación Especial de Orientación Antroposófica para las actividades ligadas al trabajo con niños y adolescentes con discapacidad, y para referirnos al trabajo con jóvenes y adultos utilizamos el término Integración Laboral y Social. Estas denominaciones se corresponden mejor con las nomenclaturas en Argentina y América Latina.


Por otra parte, la denominación Educación Especial permite, además, diferenciar más claramente los abordajes que tienen que ver con la estimulación, educación e integración (escolar, social y laboral) de las personas con necesidades educativas especiales, de los restantes encuadres terapéuticos y médicos.

Bienvenidos a fundación Tobias

Recorremos juntos la aventura de descubrir el significado de Ser Humanos.

Buscando lo esencial en cada uno, descubriendo la sabiduría que existe detrás de cada condición, acercándonos con genuino interés y admiración por las diferencias, siguiendo los hilos dorados que nos conducen a su individualidad.
Toda persona vive en una transformación continua. Si lo intentamos lo suficiente, podemos percibir su esencia que deviene, realizándose gradualmente.

Es decir, logramos comprenderla, sentir lo que en ella sucede, captar cómo se expresa luchando dentro de la contingencia de sus dificultades y retos.
El amor nos dará la fuerza para reconocerlo y para preguntarnos:
¿Quién en verdad eres tú?
¿Qué necesitas de mí?
¿Qué vienes a enseñarme?
Esa apertura dará lugar a una profunda gratitud:
¡Gracias por venir a mi encuentro!
¡Caminemos juntos!






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